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martes, 18 de agosto de 2020

Tráfico infantil en Acapulco

 Un saludo, mis queridos seguidores, todos sabemos que en la actualidad, y desde siempre ha existido un submundo, lugares donde se realizan actos deleznables y personas dispuestas a prestar el servicio o a forzar a otros a prestarlo. En esta ocasión trataremos el gran negocio de la explotación infantil en México, más concretamente en la ciudad de Acapulco. Esto es algo bastante desconocido a pesar de su gravedad.

Acapulco de Juarez es la ciudad más poblada y más famosa del estado de Guerrero, en México. Es un importante puerto desde la época de Nueva España hasta nuestros días y una gran metrópolis, sin embargo su fama se disparó a mediados del siglo XX como destino turístico de primera con sus hermosas playas bañadas por el océano pacífico, personajes de la talla de Ronald Reagan o Elvis Presley tenían al puerto mexicano como destino de sus vacaciones.


Al pensar en Acapulco se hace inevitable pensar en un destino paradisiaco en el cual vacacionar, sin embargo, y para desgracia de sus pobladores, en la actualidad el puerto es la segunda ciudad más violenta del mundo (esto sin incluir ciudades en guerra) y el narcotráfico, extorsion y hurto han sido actividades en auge, lo cual a su vez ha disminuido enormemente la llegada de turistas, aumentando la pobreza y generando un círculo vicioso. 

Pero lo que vamos a tratar en el presente artículo es un problema mucho más oculto, que sin embargo es la segunda actividad que más ingresos genera en la región tras el narcotráfico. Hablo de la explotación sexual infantil. 

Pederasta canadiense besando a menores en la ciudad, uno de los pocos casos que han salido a la luz.

Acapulco se ha convertido en la capital de pederastas de México y probablemente de toda América del Norte. Como una prueba de lo normal que se ha hecho esta actividad se puede mencionar que la desagradable escena de la imagen superior fue hecha con total beneplácito del padre de las menores a cambio de una módica suma de dinero de aprox. 17 dólares, lo cual a su vez deja ver la pobreza de la que es presa la ciudad. Afortunadamente el individuo esta preso.

Y es que entre los múltiples factores que han llevado a esta problemática podemos ver que los propios padres muchas veces ejercer de proxenetas sobre sus propios hijos; no es para nada extraño ver a madres o padres de bajos recursos alquilando a sus hijos por dinero. Los clientes son en su mayoría extranjeros.

Empero, la mayor problemática como es obvio la peor parte del problema no viene por padres negligentes sino por mafias organizadas que se dedican a la venta o alquiler de niños sobre todo a ciudadanos extranjeros, en la ciudad de Acapulco en específico este negocio del submundo es controlado por inmigrantes tailandeses.

Según testimonios, los infantes pueden llegar a ser ofrecidos por vendedores ambulantes.

Las bandas criminales se aprovechan de niños y adolescentes pobres y/o que crecen en entornos problemáticos para ofrecerles ofertas de trabajo y promesas de dinero. Muchos de estos menores terminan aceptando o son obligados a aceptar, e incluso se les hace adictos a las drogas para aprovechar su adicción y consecuente necesidad de conseguir dinero. A partir de aquí los proxenetas alquilan los niños a cambio de grandes sumas de dinero de los cuales el menor nunca llega a ver más del 30%. Según datos del gobierno mexicano los mayores clientes de estos negocios provienen de Canadá, Inglaterra, Alemania, EE.UU y Países Bajos, siendo los vecinos del norte los responsables del 36% de los casos.

Muchos de estos pederastas vienen con el simple objetivo de mantener relaciones con menores, sin embargo también hay quienes vienen con el objetivo de grabar pornografía infantil en México para posteriormente comercializar el material en sus países de origen, creando aun más negocio a partir de esta situación, ya que como he expuesto anteriormente la pornografía infantil es muy cotizada por ciertas personas en internet. Un tercer grupo es el de ciudadanos mayormente japoneses que compran directamente a los menores con el objetivo de llevarlos de nuevo a Japón como sus sirvientes y/o esclavos sexuales, esta modalidad ha sido confirmada en Cancún y Guadalajara, por lo que no es de extrañar que se de también en Acapulco. Esta situación es tan común en Japón que llega a inflar considerablemente los datos de matrimonio con extranjeros.

Otra modalidad es el recientemente denominado ''sugar babies'' donde un ciudadano normalmente extranjero viene de manera continuada a mantener relaciones con un menor que ''apadrina'' proporcionándole drogas, dinero y bienes. En muchas de estas ocasiones el menor va de manera voluntaria para satisfacer su necesidad de drogas o incluso para mantener a su familia.

Según el Sistema nacional de protección de niñas, niños y adolescentes (SIPINNA) alrededor de 20000 niños han sido victimas de prostitución y esta alarmante situación le ha valido a México el nombre de ''El Bangkok latinoamericano'' en el submundo.




Y los problemas que transformaron al otrora paraíso en un nido de pederastas no terminan ahí, ya que para colmo el sistema judicial de Guerrero es extremadamente deficiente, y sus penas dejan mucho que desear. De hecho no existe ni siquiera una ley que pene específicamente al turismo sexual infantil, y las que existen para abuso infantil en general son extremadamente laxas, el código penal del estado de Guerrero reza:

''Artículo 185. Acoso sexual: A quien con fines o móviles lascivos asedie reiteradamente a otra persona con la que no exista relación de subordinación, se le impondrá de uno a cinco años de prisión y de 50 a 200 días de multa''.

''Artículo 186. Acoso sexual a personas menores de edad: A quien realice los actos previstos en el artículo anterior con una persona menor de edad o que no tenga capacidad para comprender el significado del hecho, se le impondrán de dos a ocho años de prisión y de 100 a 400 días de multa''.

Cómo se puede ver las penas son ridículas y esto hace que toda el hampa relacionada con la pederastia en el puerto actúe sin miedo. Y esto se ve exacerbado si sumamos que según testimonios de periodistas como el cronista Alejandro Almazán los policías miran para otro lado incluso cuando tienen conocimiento explícito de un acto sexual con un menor. Esta indiferencia lógicamente se extiende a funcionarios de hoteles, guardias de seguridad y hasta taxistas, ya que la discreción es mínima. No es extraño ver en plena calle a los pederastas andando con menores rumbo a un motel.

Este problema aparentemente no mermará en el futuro próximo y esto tampoco será factible a menos que Acapulco se libere tambien de sus otros problemas, el narcotráfico y la pobreza. Finalmente les recomiendo leer la crónica ''Los Acapulco Kids'' del periodista mexicano Alejandro Almazán que les permitirá ver de una manera más práctica y a pie de calle esta terrible problemática.

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Buenas noches...

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