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lunes, 10 de agosto de 2020

Misterios: El Monstruo de las 21 Caras

Un saludo, mis queridos seguidores. No es ningún misterio que Japón es uno de los países más seguros del mundo, sus bajas tasas de criminalidad son algo ejemplar, sin embargo, por otro lado por alguna razón el país del sol naciente destaca por su cantidad de crímenes que llegan a quedar irresolutos por siempre. En esta ocasión trataremos uno de los casos de terrorismo industrial más graves de la historia moderna del país, perpetrado por El monstruo de las 21 caras.

El caso de Glico-Morinaga o más conocido por su nombre oficial, Caso Designado Metropolitana 114 (警察庁広域重要指定第114号事件) toma lugar en los años ochenta, poco después del milagro económico japonés donde varias empresas crecieron enormemente situándose en el mercado japonés e internacional, como es el caso de la principal afectada por este caso de acoso, extorsión y terrorismo, la empresa Glico, confitería sobre todo reconocida por ser la fabricante de los famosos pasabocas japoneses, los Pocky.

El suceso duraría 17 meses a partir del 18 de marzo de 1984, perpetrado por un presunto grupo criminal autodenominado como El Monstruo de las 21 Caras cuyo paradero es totalmente desconocido hasta la fecha.




Todo comienza como he mencionado anteriormente, el 28 de marzo del año 1984 en la ciudad de Ibaraki donde un par de hombres enmascarados y armados con rifles y pistolas irrumpen en el hogar del entonces director de Glico, Katsuhisa Ezaki, con el objetivo de su secuestro. La manera en la que los criminales consiguieron acceder a la casa de Ezaki fue primero allanando la casa de su madre, atándola y robando las llaves de la casa del director. Al entrar ataron a su familia, la mujer del Director pensó en un primer momento que se trataba de ladrones e intentó negociar con ellos usando dinero, lo cuál fue fútil. 

Posterior a esto los dos sujetos cortaron las líneas telefónicas de la residencia, dejándola incomunicada.  Luego de buscar por su víctima finalmente la encontraron junto a su hijo, escondiéndose en el baño, en ese momento Ezaki entró en pánico e intento gritar por ayuda, allí los matones le hicieron callar, so pena de ser asesinado. Los dos hombres se llevaron a Ezaki a un almacén donde lo mantuvieron oculto.

Katsuhisa Ezaki a día de hoy

El día siguiente al siniestro los criminales se comunicaron con el director de Glico en la ciudad de Takatsuki exigiendo por la liberación de Katsukisa Ezaki una suma de 1000 millones de yenes (aproximadamente 4 millones de dólares) de la época y 100 kilogramos de lingotes de oro. Para desgracia de los asaltantes y fortuna de Glico, el Presidente pudo escapar de su abducción antes de que si quiera se supiese si la confitera estaba dispuesta a complacer las peticiones de los secuestradores. Lo que parecía haber terminado con eso, solo era el inicio del acoso e intentos de extorsión a la compañía, y en menor medida también a otra compañía de la industria alimentaria, Morinaga.

Intentos posteriores de extorsión

El acoso hacia Glico no había hecho más que comenzar. El 10 de abril de 1984, apenas unos días después del intento fallido de secuestro fueron incendiados varios automóviles en el estacionamiento de la fábrica central, luego de esto se encontró una carta con un contenedor de ácido clorhídrico y una amenazadora carta que rezaba lo siguiente:
'' Querido glico, ¿cómo han estado? yo bien, pero el clima esta verdaderamente loco ¿verdad? Supongo que por eso es llamado calentamiento global. Jajaja, hemos incendiado sus autos''.
Esa fue solo una de muchas cartas mucho peores, la siguiente llegó el 10 de mayo y costaría un aproximado de 23 millones de dólares a la compañía y el despido temporal de 450 trabajadores. Esto debido a que los criminales, ahora autodenominados como El Monstruo de las 21 Caras enviaron una carta donde supuestamente habían contaminado productos de Glico con cianuro de potasio, debido a esto se tuvieron que retirar miles de productos y lo peor es que no se encontraron productos contaminados. Poco después de esto se encontró un hombre, posiblemente perteneciente al Monstruo de las 21 Caras poniendo cajas con productos de Glico en una tienda y dejando la única evidencia fotográfica del caso, que sin embargo serviría de poco.


Burlas

A partir de aquí la principal actividad de la o las personas detrás del Monstruo de las 21 Caras más que acosar a Glico fue mofarse abiertamente de la incompetencia policial en Japón, y se dedicó a enviar cartas tanto a las autoridades como a los medios de comunicación. La primera de ellas fue escrita en el dialecto de Osaka y enviado a los medios de comunicación japoneses, decía así:
 '' Queridos tontos policías, no digan una mentira. Todos los crímenes comienzan con una mentira, como decimos aquí en Japón, ¿No lo sabían?''.
La siguiente carta fue directamente enviada a la Estación de Policía de Koshien, situada en la ciudad de Nishinomiya, esta, mucho más burlesca y desafiante que la anterior decía lo siguiente:

''¿Por qué no se lo guardan para ustedes? parecen estar en un callejón sin salida, así que déjennos ayudarles. Les daremos una pista, entramos a la fábrica por la entrada frontal, y la máquina de escribir con la que escribimos la carta fue Panwriter. El contenedor de plástico que se usó era basura encontrada en la calle. Monstruo de las 21 caras''.
Paulatinamente el Monstruo de las 21 Caras dejó de contactar a Glico hasta que finalmente el 26 de junio envió una carta diciendo simplemente ''perdonamos a Glico''. Sin embargo aun con esas no terminaron sus operaciones criminales, pues pasarían a acosar otras confiteras, comenzando por la empresa alimentaria Marudai, con quienes acordaron 50 millones de yenes a cambio de dejarlos en paz. Quedaron en que el 28 de junio un empleado, subido en un tren rumbo a Kyoto lanzaría el dinero tan pronto como viera una bandera blanca, por lo que fue un agente haciéndose pasar por empleado de Marudai.

Retrato hablado del presunto Monstruo de 21 Caras, o uno de sus miembros.

La mencionada bandera blanca nunca se vio por lo que el dinero no fue entregado, sin embargo el hombre pudo notar como un hombre lo observaba sospechosamente en el tren, fue descrito como un hombre robusto con ojos de zorro y es de allí de donde tomaría su apodo como el hombre con los ojos de zorro. Este hombre tomó el mismo tren que el agente y posteriormente tomaría otro tren, con rumbo a Kyoto. Allí sería enviado otro agente para seguirlo pero rápidamente de perdieron el rastro.

El caso Morinaga

El Monstruo de las 21 Caras realmente cumplió con lo dicho y dejó de acosar permanentemente a la empresa Glico, sin embargo ya tenía marcado su siguiente objetivo, otra confitería de nombre Morinaga, que también era una empresa muy influyente en el mercado de las golosinas japonesas, y esta vez los terroristas irían mucho más lejos que en el caso de Glico.

En el mes de octubre de 1984, el Monstruo envió nuevamente un carta, esta vez a los noticieros de Osaka alegando que había contaminado lotes de dulces de Morinaga usando Cianuro de sodio, y esta vez no mentían, la cantidad de dulces contaminados nunca fue del todo determinada pero los agentes pudieron conseguir 21 dulces con cianuro que contenían un texto que decía ''advertencia:toxinas'' esto último probablemente llevó a que hasta donde se sabe no hubieran envenenamientos por ingesta de estos dulces.

El último chance que tendrían las autoridades niponas de capturar al hombre con los ojos de zorro se daría el 14 de noviembre, cuando de nuevo en otro caso de extorsión la empresa House Food proporcionaría 50 millones de yenes a los criminales, esta vez el dinero sería dejado en una lata cubierta por una prenda blanca en la estación de Meishen. El agente enviado al lugar volvió a ver al sospechoso, esta vez con una gorra de golf y lentes oscuros. Una van fue enviada al punto de recogida del dinero pero no hallaron ni al hombre, ni a la lata con el dinero. El coche robado del Hombre con ojos de zorro fue encontrado en una estación de radio cercana y nunca más se le vería.

El retrato hablado del hombre fue publicado en enero de 1985 a partir de donde se buscaría extensivamente al sospechoso, sin suerte. Este fracaso total por parte de la policía terminaría en el 7 de agosto con el suicidio por inmolación del superintendente de la Prefectura de Shiga. Posterior a esto el Monstruo de las 21 Caras enviaría su última carta:
''Yamamoto de la Policía de la Prefectura de Shiga murió. ¡Qué estúpido por su parte! No tenemos amigos ni escondites secretos en Shiga. Eran Yoshino o Shikata los que debieron haber muerto. ¿Qué han estado haciendo en un año y cinco meses? No dejen que los chicos malos como nosotros se salgan con la suya. Hay muchos tontos que quieren copiarnos. Yamamoto murió como un hombre, así que decidimos darle nuestras condolencias. Hemos decidido olvidarnos de torturar a las compañías alimentarias. Si alguien chantajea a alguna compañía alimentaria, no somos nosotros sino alguien imitándonos. Somos chicos malos. Eso quiere decir que tenemos más cosas que hacer que acosar a compañías. Es divertido llevar la vida de un hombre malo. Monstruo de las 21 Caras''

Nunca se supo nada más de la compañía, esta nunca volvió a actuar y el caso fue cerrado en el '99 sin que se pudiera llegar a ninguna solución, con los años surgieron hipótesis de que el caso había sido una estratagema del gobierno norcoreano para debilitar la industria japonesa.

Como dato curioso, el nombre de ''El Monstruo de las 21 Caras'' fue tomado de una novela detectivesca japonesa escrita por Ranpo Edogawa. 

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Buenas noches...

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