1.Un Plan Brillante: 8/10, bastante corta pero entretenida, además de que habla de algo que seguro todos habremos pensado alguna vez...
Bien, me ha llevado milenios tras mi caída de eso llamado Cielo hacerme con un plan brillante para forzar a la humanidad a la avaricia, al materialismo y en general, alejando a sus hijos de Él. Para infringir deseos insatisfechos, envidia y maldad en general.
Para hacer mi venganza aun más dulce, mi plan toma forma durante la celebración del nacimiento de su hijo, ayudando a las almas más puras, los niños. Y todo ello, disfrazado de uno de sus santos.
Con cuidado, nadie se ha dado cuenta de que era yo. En pocos años he podido destruir ese sentimiento de asombro y misterio de su existencia y remplazarlo con materialismo. Un deseo dirigido a los bienes materiales más que a la felicidad espiritual.
Y lo mejor de todo, tan solo tuve que reordenar un poco las letras de mi nombre.
Y llamarme a mí mismo Santa.
2. Mario Bros 3: El Nivel Fantasma: Un clásico, creepypastas acerca de videojuegos malditos. Sin embargo es bastante disfrutable. 7/10
Ese día, hacía demasiado calor. Por lo cual, no tuve más remedio que encender el aire acondicionado y jugar con mi ordenador. Al iniciar sesión, vi un emulador, creo que de una NES, que no recordaba haber descargado. Pensé que, a lo mejor, lo había instalado mi hermano, y lo abrí. Tenía únicamente un juego, "Mario Bros. 3: Nivel Extra".
Lo ejecuté, y, como era normal, apareció un escenario rojizo que recorría Mario. Presioné la tecla de inicio y se mostró el mapa de selección de nivel. En él, había solo uno para elegir, uno en esas nebulosas carreteras con una tétrica canción de piano. Supuse que, ya que el archivo se llamaba "nivel extra", era normal que hubiera un único nivel.
Había un único bloque de ladrillos con un signo de interrogación. Al accionarlo, la computadora se bloqueó, y un horrible pitido se reprodujo con tanto volumen que mi hermano, al oírlo, entró gritando que había enloquecido si hacía un sonido así. Le contesté, tras golpearlo en la cara, que su maldito emulador había dañado la computadora. Tras haberme devuelto el golpe, me dijo que había enfermado, pues, en toda la semana, no había tocado el ordenador. Supuesto que no le creí, la situación terminó en una pelea, que nuestra madre terminó al mandarnos a ambos a nuestros respectivos cuartos.
Me he despertado, y, por una extraña razón, me dirijo a la recámara de mi hermano. Tras abrir la puerta y encender la luz, quedo atónito. Su boca y su pecho están destrozados, y sus ojos carentes de vida. Sobre él, yace un guante y una gorra con una eme mayúscula. Mi madre grita tras de mí, haciendo tiritar mis ensangrentadas manos; yo he matado a mi hermano.
3. El misterioso caso de Jimmy: Habla acerca de habilidades sobrenaturales, y de como esta pueden ser mal utilizadas. Es bastante perturbador, y tiene un final bastante misterioso. 8/10.
La naturaleza hace lo que ella quiere, siempre nos sorprende, y, en casos particulares, les regala algo especial a afortunados que, en algunos casos, no saben usarlos.
Este es el caso de Jimmy, un niño muy extraño. Él no tiene amigos, no interactúa con nadie más que con su mente y rara vez habla. Él es extremadamente blanco, su cabello es rubio claro y sus profundos e inquietantes ojos son celestes. Él tiene un don rarísimo; puede hacer que ciertos sucesos se lleven a cabo mediante su imaginación. Él puede hacer que un cerillo prendido, casualmente, caiga sobre una botella de gasolina, casualmente, abierta; que alguien tropiese y caiga sobre el borde de una mesa o que una motosierra se resbale de las manos de alguien y, coincidentemente, caiga sobre su pierna.
Él usa este peculiar don para dañar a quienes lo molestan. Sus allegados le temen mucho y lo tratan como un rey. Cuando era bebe, en un berrinche, provocó que un vaso se rompiese en las manos de su padre y tuviera que ir de urgencia al hospital.
Papá acabará con esto hoy; se dirige, empuñando un cuchillo, hacia la sala donde Jimmy ve la tele. Jimmy voltea y conecta sus penetrantes ojos celestes con los de papá.
—¿Estás seguro de eso, pa?
Papá se entierra el cuchillo en su propio pecho y muere. Jimmy se levanta y dirige su mirada hacia la puerta de la cocina.
—¿Y tu, mamá?
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Buenas noches...
Te amo
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